61. Provando el reto no-poo!

Ya estamos por aquí! Prontito, eh? Tengo en realidad tantos posts en la lista que no sabía ni por donde empezar... Pero bueno, al final me he decidido por este pequeño adelanto de uno de esos proyectitos que me traigo entre manos. 

Antes de entrar en materia y comenzar con todas las explicaciones de qué es el no-poo y cómo funciona y demás, voy a hacer un pequeño resumen de algo que, si no recuerdo mal, ya traté una vez en este blog. Los champú modernos del mercado y su efecto no tan beneficioso como nos venden.



La composición de los productos que usamos para lavarnos el pelo hoy en día es compleja, y casi en su totalidad se compone de químicos y más químicos. Por muy avanzada que sea nuestra sociedad y en contra de la creencia popular que rechaza lo orgánico como producto tercermundista, llenarnos de químicos y sustancias no naturales no es bueno. Este es un tema largo que tiene mucha discusión y muchos puntos, con sus pros y sus contras y sus seguidores así como sus opositores, razón por la cual no voy a tratarlo en este momento. Así que, vamos a centrarnos en lo que concierne a los químicos en los productos para el pelo. 

De todos estos productos, uno de los componentes básicos de todos los productos capilares que consumimos actualmente son las siliconas. De nombres largos, raros e impronunciables, las encontraremos en casi todos los champú, mascarillas y acondicionadores que normalmente consumimos, sobretodo de las marcas más conocidas. ¿Cual es su función? Básicamente, hacer que el pelo parezca limpio. Y si, digo parezca porque realmente es así. No es que lo limpien, es que durante un tiempo -cada vez más corto- hacen que parezca limpio. ¿Cómo? Las siliconas se adhieren a nuestro cabello, dándole ese ansiado y buscado aspecto sano y brillante, pero ojo, lo que tiene ese aspecto es la silicona que está adherida, que no nuestro cabello. Por si fuese poco, las siliconas que se adhieren se van acumulando y acumulando. ¿No os ha ocurrido nunca que un champú o mascarilla que supuestamente os iba perfecto de pronto parece que deja de hacer efecto y os veis obligados a buscar uno nuevo que os de el efecto que antes os daba el otro? Esto se debe también a las siliconas. De tanto adherirse, el pelo se satura, y llega a un punto en que ya no acepta más de una determinada silicona, lo que nos obliga a buscar otro producto con un tipo de silicona distinta que sustituya a la anterior, hasta que el ciclo se repita. Además, con la saturación a la que sometemos a nuestro cabello, lo que conseguimos es que cada vez nos dure limpio menos tiempo -ya que al fin y al cabo lo estamos llenando de sustancias que se quedan ahí, y que al perder su efecto, no se ven tan bonitas-.

Ojo. El hecho de que estos componentes realmente no limpien y que en realidad consigan que el cabello se nos ensucie antes, es premeditado. Hay una lección que todavía parece que nos cuesta asumir pero que debemos comenzar a aprender, y es que las grandes compañías y los mercados realmente no miran por el beneficio de los consumidores, sino por el suyo propio. Y el beneficio de toda empresa y mercado son sin duda las ganancias. Lo que estas empresas y firmas buscan no es crear un producto definitivo que mejore nuestra vida, lo que realmente buscan es el consumo de la población que les aporte sus ansiados beneficios. Por esta razón, necesitan que consumamos sus champú, sus mascarillas y demás, y cuanto más, mejor. Y por esta razón se emplean esta clase de componentes que nos obligan a usar sus productos cada vez con más frecuencia. 



De esta forma, siempre hay gente que no tiene el menor interés en pertenecer a esta sociedad consumista que solo favorece a los grandes peces, o quienes simplemente prefieren una forma de vida más saludable tanto para ellos como para el medioambiente. Y es gracias a esta clase de personas que muchas veces se destapan los bulos que las empresas nos quieren vender con el único propósito de que consumamos sus productos y les llenemos los bolsillo. Aquí debo hacer una anotación, y es que de los consumistas, yo estoy a la cabeza. Vivimos en un mundo y en una sociedad que es se basa principalmente en eso, el consumo. Consumimos por gusto y por placer mucho más que por necesidad. Y yo no estoy a salvo de tal pecado. Sin embargo, llega un punto en el que cada persona debe tomar sus propias decisiones en base a sus propios fundamentos. A lo que voy es que unirse a algo porque está de moda es tan estúpido como consumir simplemente porque nos dicen que lo hagamos. En este caso, esta moda del no-poo -que veremos más adelante- lleva ya bastante tiempo en auge. Mi decisión de unirme y darle una oportunidad se ha basado únicamente en el hecho de que considero que puede ser beneficiosa para mi, si da resultado, y en la prima de que sino no pierdo nada por probarla. Así pues, toda esta parafernalia sobre los mercados y su poca o nula preocupación por el bien real de los consumidores es simplemente un hecho del que quiero dejar constancia, sin ninguna intención más allá como convertir a todo el mundo en hippies orgánicos, para que no me malinterpretéis.

Vamos pues a lo que importa. Si los productos que usamos para limpiarnos el pelo, realmente no lo limpian, ¿qué hacemos? Las soluciones salen a montones por todos lados, ya que también hace no mucho comenzó a ponerse de moda el asunto este de los jabones naturales y orgánicos, sin siliconas ni cosas químicas chungas. He de decir que yo en su momento los probé, y que el resultado es bueno. Al pelo le cuesta adaptarse hasta que se deshace de todos los restos químicos que durante años le hemos ido metiendo en vena, pero una vez lo consigue, se nota. ¿Qué ocurre? Pues ocurre que estos jabones no son nada baratos, para ser sinceros, y en caso de que en lugar de comprarlos prefieras fabricarlos tú mismo es un proceso que conlleva un tiempo y un ligero esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a hacer. En resumen, que sale mucho más cómodo y barato seguir tirando de los productos basura del mercado a pesar de su efecto poco beneficioso. Este es otro hecho de nuestra sociedad. Somos vagos y preferimos aquello que nos de resultado a menor precio, incluso si el resultado no es tan bueno como debería ser, siempre que de el pego. Yo me confieso pecadora y reconozco que ante el resentimiento que suponían a mi bolsillo los jabones naturales, poco tiempo después y a pesar de ser consciente de su efecto beneficioso en mi pelo, volví a los de toda la vida.

Hay otro punto importante que en mi caso debo nombrar, y que realmente es lo que me llevó al descubrimiento del no-poo. Como todos sabemos, la salud y el aspecto del pelo de cada persona depende de muchos factores, no solo una buena alimentación, sino también de todo tipo de problemas hormonales, de estrés y de salud. Así pues, hay gente a la que el pelo le dura perfecto durante varios días, le crece más rápido, no se le encrespa, tienen más cantidad o más fuerte, etc., mientras que luego estamos los que no tenemos tanta suerte. Hay gente que tiene muy poco pelo, hay gente que tiene unos rizos tan definidos que no hay forma de alisarlos o de que no se encrespen, hay gente que tiene el pelo tan liso que los rizos les duran 20 minutos antes de caerse por completo aún llevando un bote entero de laca encima, y hay gente a la que el pelo se le engrasa y ensucia más rápido. Estos dos últimos defectos los posee mi pelo. Lo de los rizos me da un poco más igual; a veces se quedan y otras veces no, a veces duran más y otras menos, según el día que le de, pero de todas formas no me importa en absoluto llevar el pelo liso -que es como lo suelo llevar a no ser que me levante con ganas de arreglarme, por eso de que es más cómodo y me lleva menos tiempo que andar haciéndole rizos-. Sin embargo, lo de tener el cuero cabelludo más graso si que es un verdadero coñazo y no lo llevo nada bien.



Vamos a ver, soy una persona ocupada que tiene que madrugar, lo cual implica que mi vida sería mucho más fácil si pudiese ducharme por la noche para no tener que levantarme media hora antes para ducharme por la mañana, con todo lo que eso implica ya que no se puede ir por ahí con el pelo mojado, menos aún en invierno y por la mañana temprano. La cuestión del asunto es que el cuerpo se regenera mientras dormimos. Suelta toxinas y todas las guarrerías en ese proceso. Igual que alguna vez he mencionado lo importante que es desmaquillarse antes de irse a dormir porque la piel suelta por los poros toda la suciedad mientras nosotros descansamos, el cuero cabelludo hace lo mismo. Eso implica que si yo me ducho antes de irme a la cama, por la noche mi cuero cabelludo se va a poner a soltar toda su grasilla y me voy a levantar con el pelo nuevamente sucio. Vamos, un engorro, porque esto también conlleva que si yo me ducho hoy por la mañana, mañana por la mañana voy a tener que hacerlo de nuevo, ya que el pelo se me va a enguarrinar todo por la noche, lo cual, además de ser un coñazo, es de hecho algo poco sano para el pelo -no solo por que cuanto más lo lave más lo voy a llenar de químicos, sino porque lavarlo en exceso, como todo exceso en esta vida, es malo de por si-.

Entonces, intentando encontrar algún tipo de remedio para cabellos con el mismo problema fue cuando llegué a todo este asunto del no-poo. Para empezar, no-poo viene del inglés y significa "no champú", más o menos, porque en inglés es en realidad un juego de palabras, ya que "poo" significa "caca" y en este contexto se ha sacado de la palabra "shampoo" que significa "champú", haciendo pues una equivalencia entre ambos términos. Después de la deducción de que el champú es caca, dada la explicación del por qué anteriormente, es necesario buscar un sustituto. En este caso, los seguidores del no-poo lo han encontrado con el bicarbonato de sodio.

¿Os habéis llevado las manos a la cabeza ya?



Vamos a explicar esto. Se supone que la principal meta del no-poo es no tener que lavarse el pelo, lo cual hace que cuando te explican mal este concepto tan de moda hagas precisamente eso, llevarte las manos a la cabeza e imaginar a una tribu de hippies piojosos. Esto no es del todo cierto. La meta es tener un pelo sano, libre de químicos, y que por tanto no necesite tantos lavados como a los que estamos acostumbrados. Lavarse el pelo lo menos posible por el simple hecho de que aguanta limpio mucho más tiempo que cuando lo saturamos de químicos y siliconas. Básicamente, el objetivo que yo estaba buscando cuando empecé a investigar, ya que se supone que a parte de eliminar todos los químicos que le hemos estado metiendo durante tanto tiempo, factor que ya de por si ayudaría a que aguantase limpio más tiempo, regula el propio sebo del cuero cabelludo de cada uno, en mayor o menor medida dependiendo claro de cada persona y las características particulares de su propio pelo.

La cuestión es que un día, hablando con mi hermana de todo este asunto de la molestia que es tener el pelo graso, no poder lavártelo por la noche, tener que levantarte antes y ese largo etc, fue ella quien me comentó que, por lo visto, era bueno lavárselo con bicarbonato -ya habíamos llegado antes a la conclusión de que el bicarbonato también era bueno para los dientes, algo de lo que hablaré en otro post-. Entonces, cuando yo me puse a socavar información por aquí y por allá, reconozco que al principio no estaba nada convencida. Como toda moda, siempre hay opositores, y no tardé en encontrar todos esos artículos que decían que esto del no-poo no era en absoluto bueno para el pelo. Entonces pensé que era normal, por que si todos dejamos de consumir champú, esto supondría enormes pérdidas para muchas marcas, y desde luego, eso no interesa a los mercados. No faltaron además muchos y muchos blogs de personas reales, de la calle, que habían decidido probarlo y que hablaban de una buena experiencia y unos resultados maravillosos y prometedores, y ante eso, y el hecho de que claro, las marcas evidentemente no nos hablan de los efectos no beneficiosos de sus productos, tomé una decisión: no tenía nada que perder. ¿Por qué si ha tanta gente le había funcionado no iba a funcionarme a mi? Además, en el peor de los casos, el resultado sería una desintoxicación temporal de mi cabello hasta que, si los resultados no me convenciesen, volviese a los champús tradicionales. 

Así que, aquí estoy, formando parte del reto del no-poo. Empecé hace dos días, así que aún me queda mucho camino por recorrer. Para empezar, porque lo primero es ese proceso de desintoxicación en el que el pelo suelta toda la mierda que lleva adherida y que, por lo que tengo entendido, no es un proceso muy agradable -y con razón-. Esta primera fase es pues el primer reto, dejar que el pelo suelte toda la caca sin darse por vencida y volver corriendo a los champús que lo dejan con apariencia bonita en lugar de resistir el proceso de transición, y después simplemente se tratará de ir viendo los resultados.

En cuanto a las expectativas, tengo que decir que realmente no tengo ninguna. Reconozco que me uní por probar, porque no perdía nada al hacerlo. Es posible que mis resultados no sean tan maravillosos como los que han tenido otras, es posible que si, pero en el peor de los casos, podría ser un sustituto del champú que aunque no me diese el mejor pelo del mundo ayudaría a mantener el pelo sano sin millones de sustancias químicas adheridas. En el mejor, conseguiría un pelo menos graso que necesite muchos menos lavados que mínimo uno cada día, y además, un considerable ahorro para mi bolsillo... Y, como he dicho, si los resultados no me convenciesen de ninguna de las maneras, los champús de toda la vida seguirán estando en los estantes de los supermercados.

Si alguien se interesa por este reto y quiere unirse, aconsejo informarse bien primero, porque aunque haré un post en breves indicando los pasos a seguir, no es solamente el bicarbonato y punto. Por esa misma razón, no tardaré en hacer una entrada explicando cómo funciona exactamente esto, qué se utiliza y qué es lo que hace cada cosa, para despejar las dudas para quienes como yo no tengan nada que perder y decidan probar. Así mismo, iré dejando revisiones de como van mis propios resultados en las diferentes etapas :)

Así que de momento, me parece que eso es todo, volveré pronto por aquí! <3

60. Descubriendo nuevos caminos!

Una vez más nos encontramos en estos inhóspitos lugares. Después de una larga temporada en la cual me he apartado bastante de todas las redes sociales he decidido hacer una pequeña -aun que espero que sea permanente- por aquí. Así que, básicamente, este es un post para saludar. 

Para ser sincera, vengo cargada de novedades y nuevos proyectos, porque como he dicho alguna vez, la vida da mil vueltas, y cuando menos te lo esperas todo da un cambio de 180º. En esta ocasión ha ocurrido algo así, y como siempre, lo único que se puede hacer en estos casos es asumir los hechos con el mayor optimismo posible. Los imprevistos son el pan de cada día, y por eso debemos acostumbrarnos a ellos. Más aún teniendo en cuenta que cuanto más marcado tengas tu camino, más imprevistos te van a surgir, por lógica. Y además, todos sabemos que las casualidades y las cosas sin planear suelen terminar siendo las mejores... 

Sin embargo, también es verdad que la mayoría de nosotros, como seres racionales que somos, tenemos tendencia a planificar y ordenar todo. No nos gustan los imprevistos, no nos gustan las sorpresas, no nos gusta aquello que no podemos controlar, y, desde luego, no nos gusta salirnos del camino marcado -siempre hay excepciones, pero la regla general es que a todos nos asustan los cambios-. Por esta razón es necesario asumir que los cambios, los imprevistos y las sorpresas, suceden. No hay más. Y también que unas veces serán para bien y otras para no tan bien. Por ello, y dado que no podemos evitar que ocurran, lo mejor que podemos hacer es asumirlos y tratar de sacar partido de ellos.

Bien pues. Los cambios y los imprevistos han sido la regla general de los últimos años de mi vida, razón que me ha obligado a aceptarlos e incorporarlos a mi vida de la forma más sana posible, siendo consciente de que cada cambio, aunque te obligue a dejar atrás y decir adiós -aunque sea temporalmente- a algunos de los planes que tenías en mente para tu camino a corto o largo plazo, puede traerte cosas mucho mejores de las que en un principio esperabas, siempre y cuando sepas aprovecharlo. Expectativas al máximo.

Así que, como ya se habrá podido deducir por toda esta perorata sobre los cambios y los imprevistos, sí, de nuevo me encuentro en una de esas etapas de la vida en la que los cambios te llegan de golpe y en tal cantidad que te obligan a replantearte absolutamente todo tu presente y tu futuro. Es obvio que estas decisiones nunca son fáciles de tomar, pues suelen conllevar el tener que renunciar a muchas cosas y eso nunca es sencillo. Como consejo personal así sacado de debajo de la manga, recomiendo que ante tal situación uno sea especialmente consciente de aquellas cosas que no le estaban haciendo demasiado bien y que, gracias a la necesaria re-estructuración de su vida, van a desaparecer -junto con un montón de cosas buenas que preferiríamos que no se fuesen a ningún lado, pero oye, menos es nada-.

Entonces, volviendo a lo que viene a ser mi persona, mi vida ha sufrido un enorme giro completo a lo largo de este verano, no solo en relación al presente, sino también en lo concerniente al futuro más próximo. No voy a soltaros todo el rollo sobre estos cambios que en su mayoría pertenecen al ámbito personal e íntimo y ni os van ni os vienen, sino que voy a limitarme a informaros de que volveré a estar por aquí, cargada de cambios tanto en el terreno personal, como profesional, como en muchos otros ámbitos. De todos esos cambios os iréis enterando poco a poco -y así os mantengo un poco en suspense, que también es bonito, no?- al igual que de el enorme abanico de nuevas posibilidades que se me han abierto con este enorme giro.

Y así sin más, me voy despidiendo hasta dentro de muy poquito porque tengo ya varias cosas en mente que no tardarán en caer por aquí. See ya!